lunes, 8 de diciembre de 2008

Dios, el diablo y el amor

Hay un par de ojos que son capaces de aliviar mi tristeza con un solo destello, estos ojos reflejan las gotas de rocío que los labios del mas puro sentimiento hacen que me emborrache en su esencia, y tambaleando en el camino de la vida debo sujetarme a la mano del amor, esa mano pequeña y suave, que llena de seda mi rostro y acaricia mi alma toda las mañanas para que mi hurtado corazón pueda latir, nuevamente.
Esos mismos ojos que luego detienen mi arruinado motor en el frío, sigiloso, solitario, desolado en la tormenta para poder volar, lejos hacia la primavera y volver con el calor del sol en su piel, a calentar el sol apagado por los hielos que siguen al ocaso de este nuestro efímero y a la vez eterno amor.

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MalenúSka! dijo...

Ámame cuando menos lo merezca, ya que es cuando más lo necesito.


testrañu :)